Todo comenzó cuando el viernes, nuestro comité de bienvenida
Romano y Óscar Riquelme acudieron a recoger a Joaquín Guirao a la estación de
Atocha y tras descargar sus trastos en la fortaleza murciana, se pegaron una
cena como unos señores en mantel de hilo (NO) y quedaron en que a las 9:30 del
día siguiente estarían en el Graf para preparar cosas y tal.
A las 11:30 del
día siguiente llegó el primero de los Migas al Stand.
La ubicación y el espacio del Graf era bastante similar al
de Barcelona, y pronto comenzábamos a saludar a los habituales coleguillas del
gremio, como los Rantis, Dramáticas Aventuras, Jo, tía, o los recientes
amiguetes de Cabeza de pato.
Una vez colocados (en todos los sentidos), en el stand,
Romano, Riquelme, Gabi, MA, Antoine le Viril, Conxita y Guirao, comenzaron a
hacer las delicias ante la asustada mirada de nuestros compañeros de mesa:
Diego de Andergraün, y Roberto González, antiguo componente de Ojodepez,
creador de Gato rojo y perro verde.
La primera maravillosa metedura nos la brindó Joaquín
Guirao, cuando, mientras estábamos todos gritando como putas, hizo aparición en
nuestra sala Mauro Entrialgo y se hizo el silencio. Todos estábamos
fulminándonos con las miradas por ver quién era el afortunado que vería como
Mauro se llevaba su fanzine. Fue ni más ni menos que Joaquín, quien por lo
visto no había visto a Entrialgo en su puta vida, y al ir a dedicarle un
Bienvenido a Zaira, le preguntó a nombre de quién lo dedicaba. “A nombre de
Mauro, por favor”, dijo educadamente el dibujante patrio. “¿A nome de quiáh?”
respondió el murciano en su dialecto provinciano. “De Mauro... Ejem, Mauro.” volvió a
contestar el primero con pasmosa educación. “¿dah Maurah?”, insistía Joaquín. Entonces Entrialgo, al percatarse de que el chico era murciano bajó el nivel. “Sí.
Mauro. M, A, U, R, O…”. Deletrándolo. Sí. En ese momento todos empezamos a gritar a Joaquín quién
era ese hombre con barba amish que aún no había reconocido y se cagó en lo más
sagrado.
Todos queríamos un recuerdo de aquel momento. Sólo Diego-de-Andergraün lo consiguió. |
A lo largo de la tarde fuimos vendiendo Migas como
condenados, pero las meteduras no acababan ahí. Pablo Romano reconoció a DJ
Pollo mientras los encantadores dueños del Café Molar le hablaban de negocios y
no pudo evitar cerrar su enorme bocaza para hacerle saber que era “el hombre
pollo”. Ante esta embarazosa situación, el actor de la Hora Chanante sonrió y
se fue más deprisa que despacio.
Entonces nos topamos con Jano Viñuela, quien ha tenido la
inmensa bondad de hacer una página para unos muertos de hambre como nosotros.
Además de preguntar por Sama, que sigue en tierras teutonas, nos dijo que había
votado por nosotros en las nominaciones de Expocómic y que deseaba con mucha
fuerza gallega que ganáramos. Nos dedicó un ejemplar de El Operario y nos
regaló un ejemplar del fantástico 3x1. Un tío DABUTEN (¿se sigue diciendo
dabuten?) como hay pocos. Maravilloso. Jano. Que sí.
Llegaba la presentación de Mox Nox (presentación de un libro
que va por su tercera edición, con dos cojones) del bueno de Joan Cornellà, así
que MA y Romano, fueron para allá cual fans colegialas de Take That. Cuando
llegaron se encontraron en una bizarrada grande incluso para Cornellà. Un tío
que se hacía pasar por él presentaba y contaba cada viñeta de Mox Nox junto a
su supuesto representante. Una especie de The Office en vivo. Cuando anunció
que su primo Raúl firmaría los ejemplares al público observamos a Joan junto al
bueno de Néstor F. tras una barra en la última fila. A pesar de todo, hubo
gente que quería que el actor firmara su libro y que se indignó porque este no
quisiera. La gente no conocía la cara de Cornellà, pero nosotros sí, y
curiosamente recordaba que nos presentaron en el Saló de este año. Nos firmó
sendo ejemplares mientras un niño de unos 7 años le increpaba que en su libro
saliesen muchas pollas. Literalmente. Estuvimos hablando con Néstor, quien se
interesó de nuevo por Sama, así que le dijimos que había muerto durante el
atraco a un SexShop alemán, a ver si se corría la voz y dejaban de preguntarnos
por él. (No fue así. Todo el mundo seguía dale que te pego con Sama)
Conxita y Riquelme haciendo su examen de acceso para entrar al Migas. |
El resto de la tarde seguía yendo bien; montamos un papel
continuo para que aquel que quisiese dibujara un súper cadáver exquisito y tuvo
bastante éxito. Hasta que de repente comenzó la magia. Hizo aparición ni más ni
menos que Raúl Cimas, con el corazón cargado de sueños, y al parecer los
bolsillos de dinero, pues estaba comprando por todos lados. En seguida nos
tiramos a su yugular e hicimos BUENAS MIGAS y se llevó dedicado un señor Migas 7 por Romano con un
terrible chiste sobre Rossy de Palma y sus sucios deseos hacia Raúl. Un tío
genial con el que mantuvimos una profunda conversación sobre por qué Bellas
Artes te quita las ganas de hacer cómics. También hablamos de culos y de tíos
que están buenos. Maravilloso.
No pongas esa cara Raúl, ya te dijimos que NO devolvíamos el dinero. |
Al cierre del Graf, habíamos hecho un buen margen para
cubrir gastos y cenar caliente, y con el ansia de celebrarlo nos fuimos al bar
ruso, donde nos intoxicaron (especialmente a Riquelme que casi no lo cuenta) y
nos acabaron echando a patadas por cantar el cumpleaños feliz a alguien y tras
varios intentos de violación y de vender fanzines por parte de Antoine le Viril a unas atractivas jóvenes (al
menos nos parecían atractivas después de dos litros de cerveza con vodka, 4
chupitos de… “algo” y 7 Kg de patatas bravas rusas). True story.
El PREDECIBLE final de la noche. |
En resumen: lo pasamos entre sufrir y bien, y ya estamos
listos para el Expocómic 2013, donde aparte de estar nominados a mayores
muertos de hambre Mejor Fanzine 2013, vamos a presentar el décimo Migas.
Esperamos veros a todos por allí, para que podamos acosaros
e incomodaros, gracias a todos, y especialmente a todas, por venir al Graf y
por comprar tebeos de calidad, y también el Migas Fanthing.
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